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En el cumpleaños del Che, buscando al hombre nuevo

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En el cumpleaños del Che, buscando al hombre nuevo

Hoy es el cumpleaños del Che. Su historia no solamente es una de las claves para entender las esperanzas y las tragedias del siglo XX, sino también el pequeño puente que cuelga en este abismo de nuestros tiempos.

Ernesto 'Che' Guevara entró en nuestra memoria y se instaló allí para siempre, no por correr por las selvas con un fusil ni por proclamar discursos incendiarios en las altas tribunas. Con su ejemplo personal cotidiano, él puso una vara muy alta de ética y coherencia personal para un dirigente, sin contradicciones entre lo que se siente, se dice y se hace. Siempre más duro y exigente consigo mismo como jefe, que con sus subordinados. Al día siguiente de su asesinato, Jean-Paul Sartre lo llamó "el hombre más perfecto del siglo XX".

Si tuviera que definir la más importante de las ideas del Che, creo que sería su convicción en la posibilidad y necesidad de crear un "hombre nuevo", un hombre con sueños, intereses y valores completamente diferentes a los que educa en nosotros la sociedad capitalista. Desde el inicio de las transformaciones socialistas en Cuba, el Che comprendió perfectamente que sin la construcción de ese "hombre nuevo", cualquier sueño con un futuro mejor estaría condenado al fracaso, por lo que convirtió su propia vida en un experimento para esa creación. Para este empeño, él se guio por la máxima de José Martí: "La mejor manera de decir es hacer".

En lugar del "hombre nuevo", en estos tiempos modernos, el sistema fusiona con gran rapidez y eficiencia a las nuevas generaciones, del "hombre viejo" a una masa lumpen e ignorante, incapaz de pensar o actuar racionalmente y con sus pequeños sueños fácilmente controlables por el botón de un 'smartphone'. Las mismas masas ignorantes que viven entre Wikipedia y Onlyfans, durante muchos años beben de las fuentes de la 'prensa seria' de siempre y continúan siendo informadas sobre el Che como un "verdugo sangriento" o como un "luchador por la democracia y contra el totalitarismo", según el tipo de público consumidor. El sistema estéril e impotente de ideas se apropia de los nombres y de las banderas de sus principales enemigos. Seguramente pronto nos contarán que Fidel "amaba la democracia" y por lo tanto "no estaba de acuerdo con la URSS" y qué "anticomunistas convencidos" fueron Marx y Lenin. El presupuesto para los "líderes de opinión independientes" nunca faltará. Por eso vemos hoy a tantos "defensores de Ucrania", entre sus hermanos de armas con esvásticas y luciendo camisetas con el 'Che' Guevara.

El Che comprendió mejor, que cualquiera de los dirigentes soviéticos y postsoviéticos, el verdadero rol del imperialismo estadounidense y de sus aliados y fue un enemigo convencido y consecuente de todos ellos. No tengo duda sobre de qué lado de la historia él estaría hoy y tengo muy claro que su rol en el drama humano actual no sería pasivo ni simbólico.

Las pseudo izquierdas que hoy usan su lucida imagen y su nombre para justificar los crímenes y las manipulaciones del imperialismo de siempre (cada vez más experimentado, más depredador, más tecnológico, más sediento de sangre y más protegido por los medios) son cómplices de su nuevo asesinato. El Che de nuestros tiempos está en los monumentos de los soldados soviéticos, que el nuevo poder nazi de la pobre Europa está destrozando para complacer al nuevo führer globalizado, el gran capital transnacional.

La memoria en blanco y negro delimita cada vez con mayor nitidez las fronteras de las luces y las sombras. El Che probablemente se reiría de esto, pero todos mis pocos conocidos que tuvieron el privilegio de conocerlo personalmente, llevan por el resto de su vida una marca o una llamita del fuego que desde tiempos inmemoriales ha iluminado el camino humano del presente hacia el futuro.

Lo del "hombre nuevo" es lo más complejo que hay. Quiero decir, practicarlo en nuestra realidad cotidiana. El Che veía que si cualquier trabajo, incluido el gubernamental, estaba motivado únicamente por el objetivo de complacer a los superiores y/o ganar y/o robar dinero, toda la sociedad se estaría deshumanizando. La corrupción no es una cuestión del código penal, sino parte de nuestra orientación mental que le abre ventanas o puertas a ella. Mientras el dinero siga siendo el valor central de una sociedad, la humanidad se asfixiará. Y por eso mientras nuestra cultura no se convierta de nuevo en una fábrica mundial de locos dispuestos a vivir y morir por sus ideales, que van más allá de nuestras vidas físicas, no tendremos cómo salir de esta trampa de sociedad de la ordinariez y del consumo.

Por eso, el 'Che' Guevara escribió una vez: "Yo no quiero que nadie diga aquí que fulano es buena gente. Porque, señores, casi siempre los buena gente, no son buenos revolucionarios. Para ser buena gente, hay que dejar hacer y deshacer. Los que no exigen, los que no discuten los problemas, los que no controlan, los que no depuran responsabilidades, a los que les importa lo mismo cumplir que no cumplir, a los que no les duelen los problemas, los que no tienen hígado y les importa poco todo, son los buena gente. Y los revolucionarios, señores, son los que, al revés de los buena gente: discuten, controlan, depuran, cumplen, tienen sensibilidad y les duelen los problemas hasta el hígado".

A los 97 años de su nacimiento, la mejor manera de felicitarlo no es citando sus frases célebres, sino retomando sus pasos ardientes en este camino hacia el "hombre nuevo", el que seguramente nos está esperando detrás de una de estas vertiginosas vueltas de la historia. La única forma de honrar su memoria no es construyéndole nuevos monumentos, sino destruyendo el capitalismo. En todas partes, por dentro y por fuera.

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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